Al comprar un coche de segunda mano, uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta son los neumáticos, ya que su estado influye directamente en la seguridad, rendimiento y costos futuros del vehículo.
Índice de contenidos
1. Estado general de los neumáticos
Antes de comprar un coche de segunda mano, examina cuidadosamente el estado general de los neumáticos. Busca desgaste irregular, grietas o abultamientos. Un desgaste desigual o grietas en las paredes laterales pueden ser señales de que los neumáticos no han sido cuidados correctamente o que han sido sometidos a situaciones extremas como golpes o daños por mal mantenimiento de la presión.
Un neumático abollado o con protuberancias puede estar dañado internamente, lo que puede derivar en un reventón, un riesgo serio para la conducción. Si observas este tipo de daños, es probable que debas reemplazar los neumáticos de inmediato.
2. Profundidad de la banda de rodadura
La banda de rodadura es la parte del neumático que entra en contacto con la carretera. Es importante que revises la profundidad del dibujo o relieve. Según la normativa en muchos países, la profundidad mínima legal es de 1.6 mm, pero los expertos recomiendan que los neumáticos se cambien cuando la profundidad esté por debajo de los 3 mm para garantizar una buena adherencia, especialmente en condiciones húmedas.
Puedes usar un medidor de profundidad de neumáticos o comprobarlo con el truco de la moneda: inserta una moneda de un euro (o similar) en la ranura de la banda de rodadura. Si el borde dorado de la moneda está visible, significa que el neumático está desgastado y necesita ser reemplazado.
3. Neumáticos uniformes
Verifica que los cuatro neumáticos sean de la misma marca, modelo y tipo. Si el coche tiene neumáticos diferentes en cada rueda o marcas distintas, puede ser una señal de que el propietario anterior no los cambió correctamente, lo que puede afectar la estabilidad del coche y su rendimiento general. Lo ideal es que todos los neumáticos sean del mismo tipo y tamaño para asegurar un manejo balanceado y seguro.
4. Edad de los neumáticos
Cada neumático tiene una fecha de fabricación impresa en su lateral, conocida como DOT (Departamento de Transporte, por sus siglas en inglés). Los últimos cuatro números del código indican la semana y el año de fabricación. Por ejemplo, «3518» significa que el neumático fue fabricado en la semana 35 del año 2018.
Los neumáticos tienden a perder flexibilidad y adherencia con el tiempo, incluso si no han sido usados en exceso. Se recomienda no utilizar neumáticos que tengan más de 6 años, ya que su rendimiento puede verse afectado, aunque no estén visiblemente desgastados.
5. Desgaste irregular
El desgaste irregular puede ser una señal de problemas en la alineación, suspensión o presión incorrecta de los neumáticos. Revisa si los neumáticos están más gastados en los bordes o en el centro. Si hay un desgaste excesivo en los bordes, esto puede indicar que los neumáticos han estado rodando con poca presión. Si el desgaste se concentra en el centro, podría ser señal de que han estado demasiado inflados.
Un desgaste desigual también puede ser un indicativo de un problema mecánico más grave, como una mala alineación de las ruedas o problemas de suspensión, lo que podría suponer un gasto considerable en reparaciones.
6. Presión de los neumáticos
Antes de probar el coche, revisa la presión de los neumáticos con un manómetro. Si los neumáticos están desinflados o sobreinflados, esto puede afectar el manejo del coche durante la prueba. Además, la presión incorrecta contribuye al desgaste prematuro de los neumáticos y puede comprometer la seguridad.
Una presión demasiado baja incrementa la fricción con el asfalto, lo que puede causar que los neumáticos se calienten demasiado y generen daños. Por otro lado, una presión excesiva reduce el contacto con la carretera, lo que disminuye el control y la estabilidad del vehículo.
7. Tipo de neumáticos
Es importante conocer el tipo de neumáticos que lleva el coche. Existen neumáticos de verano, de invierno y para todas las estaciones. Si vives en una zona con inviernos duros o conduces por carreteras en mal estado, es posible que necesites neumáticos específicos. Asegúrate de que el tipo de neumático sea adecuado para tu clima y condiciones de manejo habituales.
8. Reparaciones previas
Pregunta si los neumáticos han sufrido pinchazos o reparaciones. Un neumático reparado adecuadamente no suele ser un problema, pero si ha tenido múltiples reparaciones o ha sido expuesto a daños graves, podría no ser tan seguro como uno nuevo o en buen estado.
9. Rueda de repuesto
No olvides verificar el estado de la rueda de repuesto (si el coche tiene una). Muchos compradores pasan por alto este detalle, y luego descubren que la rueda de repuesto está desgastada, desinflada o incluso ausente. Asegúrate de que esté en buen estado y que tenga las herramientas necesarias, como el gato y la llave de tuercas, para cambiarla en caso de emergencia.
10. Equilibrado y alineación
Asegúrate de que los neumáticos estén bien equilibrados y que el coche esté bien alineado. Si durante la prueba de manejo sientes que el volante vibra o que el coche tiende a desviarse hacia un lado, podría ser un signo de que los neumáticos están desalineados o desequilibrados. Esto puede causar un desgaste irregular en los neumáticos y también afectar la conducción y seguridad del vehículo.
Los neumáticos son un elemento crucial en la compra de un coche de segunda mano, ya que influyen directamente en la seguridad y el rendimiento. Unos neumáticos en mal estado no solo incrementan el riesgo de accidentes, sino que también pueden suponer un gasto considerable para ti si debes reemplazarlos después de la compra.