A la hora de desafiar el viento o las temperaturas gélidas, el mantenimiento invernal de tu coche puede ser clave la hora de afrontar el asfalto de cualquier carretera cuando el termómetro se desploma.
En este post invernal, HR Motor profundiza -a modo recordatorio- sobre cómo mantener tu vehículo en buen estado cuando se dan este tipo de condiciones, con el fin de asegurar su óptimo funcionamiento y garantizar la seguridad y la comodidad a la hora de combatir el frío.
En este contexto, poner en práctica diversos consejos prácticos, como el calentamiento del motor o la preparación adecuada del coche, son cruciales para enfrentar las bajas temperaturas. Vamos a ver cómo estas y otras medidas contribuyen al rendimiento del automóvil y el bienestar de los ocupantes.
Índice de contenidos
Prevé contratiempos asegurando la confiabilidad del arranque
Cuando las temperaturas descienden considerablemente, generando un entorno gélido, las demandas energéticas del vehículo aumentan, afectando negativamente a la capacidad de arranque. Por este motivo, es fundamental revisar la batería del coche de forma asidua, ya que esta es particularmente susceptible a las condiciones meteorológicas frías. Estas son las razones:
- Menor eficiencia: las bajas temperaturas reducen la eficiencia de este elemento, ubicado generalmente en el hueco de motor del vehículo, e impacta de manera desfavorable a su rendimiento y a su capacidad para suministrar la energía necesaria para el arranque del coche.
- Mayor demanda de energía: si el coche se expone de forma prolongada a este tipo de condiciones adversas, al final la dificultad de arranque aparecerá tarde o temprano, lo que aumenta una mayor demanda energética para encender el motor. Esto se debe a que el aceite tiende a volverse más denso y menos fluido, así como otros componentes que accionan el coche se vuelven más rígidos con el frío.
- Reducción recarga: la recarga también es otro factor que considerar, puesto que su capacidad también se ve mermada en el medio/largo plazo.
Para evitar problemas, ya sea en invierno o en otras estaciones, es crucial realizar revisiones periódicas de la batería de tu coche. Estas te ayudarán a identificar posibles problemas antes de que se conviertan en averías importantes, anticipando así situaciones frustrantes donde el coche podría no arrancar.
Lo ideal sería contar con un espacio cubierto como un garaje para resguardar el coche. No obstante, en el caso de que esta opción no sea posible, una alternativa práctica es cubrir el motor con una manta gruesa.
Cómo afecta el frío a tu coche eléctrico
Los coches eléctricos, alimentados por baterías de iones y cuya temperatura debe ser superior a los 0 °C, pueden perder parte de su autonomía ante este tipo de meteorologías, afectando de este modo a la durabilidad de los trayectos. Si a esto se añade que se accionan elementos como los limpiaparabrisas, las luces o la calefacción, su capacidad acaba va disminuyendo cada vez más.
Esto no significa que no se pueda disponer de coches eléctricos para este contexto, sino que se será crucial tener en cuenta ciertos aspectos para prevenir posibles problemas eléctricos y asegurar una autonomía adecuada.
En concreto, deberá recargarse el vehículo mucho antes de que llegue a su límite, además de considerar tiempos de recarga mucho mayores, incluyendo también el uso responsable de la calefacción, donde se mantenga en un umbral de entre los 20-21 °c.
El arte de mejorar la visibilidad
En los meses fríos, el empañamiento y el hielo del parabrisas del coche es algo que no se puede soslayar.
Para abordar de manera eficaz este problema, es esencial comprender su origen. En términos simples, el molesto empañamiento surge debido a la disparidad de temperaturas entre el entorno exterior y el interior, desencadenando la formación de la condensación.
Por ello, hay que dejar a un lado los “remedios” -como pasar un trapo-, y enfocarse en soluciones más efectivas sobre cómo limpiar el parabrisas de tu coche, como dirigir el aire caliente de la calefacción hacia el cristal y ventilar el habitáculo gracias a las ventanas traseras, o incluso utilizar el climatizador automático para desempañar los cristales. En el caso de que exista humedad, es aconsejable activar el aire acondicionado.
En cuanto al hielo, es relevante en este punto llevar a cabo malas prácticas que empeoraren la situación donde la luna el vehículo acabe rota. Nos referimos a accionar el limpiaparabrisas del coche y/o echar agua, dado que las escobillas o el motor pueden estropearse.
Tampoco hay que hacer uso del agua caliente, que también puede provocar la rotura del cristal como resultado del cambio drástico de la temperatura. Asimismo, emplear sal no es una opción para contemplar si lo que no quieres es que la chapa de tu coche ser corroa o la luna se raye.
¿La mejor solución para eliminar el hielo?
Poner en marcha el motor del coche y conectar la calefacción hacia las lunas. Igualmente, en algunos casos donde el hielo es superficial, se puede emplear alcohol o si no echar mano a la típica rasqueta o tarjeta que quite la escarcha. Tras esa correcta maniobra, sí que se podrá poner en marcha los limpiaparabrisas para dejar totalmente limpio el cristal.
Seguridad balanceada: neumáticos de invierno y cadenas para nieve
Muchos se preguntan cuál es la mejor opción: ¿neumáticos de invierno o cadenas de nieve?
Pues bien, ambos son elementos claros de seguridad, pero es importante tener en cuenta que una vez equipemos nuestro vehículo con los neumáticos de nieve, siempre habrá que retirarlos al final de la temporada, al estar solo destinados para condiciones invernales -siempre y cuando nuestros neumáticos no sean los “all season”, en ese supuesto no sería necesario cambiarlos-.
Por su parte, las cadenas para la nieve -o las cadenas textiles- tan solo son recomendables para momentos puntuales en los que la vía a transitar las demanda. Además, de manera prolongada -sobre todo las cadenas normales-, pueden ejercer presión en la transmisión y la suspensión del automóvil.
En resumen, los primeros sustituyen a las segundas, pero las segundas no pueden sustituir a los primeros cuando estas son obligatorias.