Si eres un entusiasta de la mecánica o simplemente alguien que quiere aprender más sobre su coche, probablemente te habrás preguntado alguna vez acerca de lo que ocurre cuando pisas el pedal. Este elemento es sin duda uno de los que más utilizamos en la conducción de un coche y el dependerá directamente su funcionamiento óptimo y seguro. Sorprendentemente, el pedal no es solo una pieza de metal o plástico, sino que es más bien una parte integral del sistema de control del vehículo.
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Historia del pedal
Los pedales como mecanismo de propulsión nacen en los albores de la bicicleta, pero no es hasta la invención del automóvil cuando su función adquiere nueva importancia. El primer automóvil con un pedal acelerador fue el «Benz Patent-Motorwagen», inventado por Karl Benz en 1886. Desde entonces el pedal ha ido evolucionando de manera paralela a los vehículos hasta llegar a los modernos sistemas electrónicos de aceleración por cable.
Tipos de pedales y su funcionamiento
En un coche manual, encontrarás tres pedales: el acelerador, el freno y el embrague. Cada uno de estos pedales juega un papel crucial en la operación segura del vehículo. Vamos a abordar brevemente cada uno de ellos.
Acelerador
El pedal del acelerador es el encargado de controlar la cantidad de aire y combustible que entra en el motor, lo que determina la rapidez con la que se «acelerará» o aumentará la velocidad del vehículo.
Freno
El pedal del freno, como su nombre indica, controla el sistema de frenos. Cuando pisas el pedal del freno, estás presionando un pistón que a su vez empuja el líquido de frenos hacia las pinzas de freno, provocando que las pastillas de freno presionen los discos de freno y el vehículo se detenga.
Embrague
El pedal del embrague es exclusivo de los vehículos de transmisión manual. Su objetivo es separar el motor de la transmisión para poder cambiar de marcha sin dañar ninguno de los componentes.
Inconvenientes y ventajas de los pedales
Los pedales son en su mayor parte confiables y duraderos, pero no están exentos de problemas. El pedal del acelerador puede quedarse atascado, el del freno puede volverse esponjoso o el embrague puede empezar a patinar. En estos casos, es imprescindible llevar el coche a un taller para reparaciones. Por otro lado, su uso prolongado y constante puede causar desgaste en los componentes físicos y electromecánicos de los pedales, llevando a necesitar reemplazos ocasionales.
Coste de reparación o mantenimiento de los pedales
La reparación de los pedales puede variar ampliamente en función del tipo de problema y del modelo de coche. El coste medio de reparación ronda los 100 euros, aunque en casos más severos puede superar los 400 euros. En cuanto al mantenimiento, las piezas de los pedales pueden requerir un reemplazo periódico. Esto también puede variar en función del modelo y la marca del vehículo, pero los costes suelen ser inferiores a los de una reparación.