El presostato es una pieza fundamental en los sistemas neumáticos de los coches, encargada de controlar la presión del aire en el circuito. Su función consiste en encender o apagar un compresor según las necesidades de presión. Esto se debe a que si se alcanza la presión adecuada, el presostato cortará el suministro eléctrico al compresor, y cuando la presión disminuye, el presostato lo activará de nuevo.
El tipo más común de presostato tiene dos contactos eléctricos: uno normalmente abierto y otro normalmente cerrado. Cuando la presión alcanza el valor máximo, se produce un corte de corriente, abriendo el contacto normalmente cerrado y cerrando el contacto normalmente abierto.
Este sencillo pero efectivo mecanismo permite un funcionamiento adecuado de los sistemas de climatización y frenos, y es pieza clave en la seguridad de los pasajeros del coche.
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Historia y evolución del presostato
El presostato fue inventado en 1884 por el ingeniero francés Eugene Ducretet. En aquel entonces, su uso estaba limitado a la regulación de la presión en las calderas industriales. No fue hasta mediados del siglo XX cuando su uso se expandió a otros sectores, como la automoción.
Desde entonces, el presostato ha evolucionado mucho. En la actualidad, ya no solo se utiliza en sistemas neumáticos, sino que también se utiliza en otros sistemas, como los de calefacción.
Inconvenientes y ventajas del presostato
Entre los inconvenientes del presostato, podemos destacar su sensibilidad a la suciedad, lo que puede afectar a la precisión de la medición de la presión. Además, si el sistema neumático tiene fugas, el presostato puede activar el compresor con demasiada frecuencia, lo que puede desgastar la pieza.
Entre las ventajas del presostato, podemos destacar su sencillez, fiabilidad y bajo coste, lo que lo convierte en una de las piezas más utilizadas en los sistemas neumáticos de los coches.
Coste de reparación y mantenimiento del presostato
El coste de reparación y mantenimiento del presostato es bajo, ya que se trata de una pieza sencilla y económica. El precio puede oscilar entre los 10 y los 60 euros, dependiendo de la marca y el modelo. En cualquier caso, su reparación suele ser rápida y sencilla, lo que lo convierte en una de las opciones más económicas en caso de avería.